lunes, 14 de marzo de 2011
Una inyección de confianza
viernes, 4 de marzo de 2011
La verdad incómoda
domingo, 20 de febrero de 2011
El juego de las diferencias
miércoles, 16 de febrero de 2011
El triunfo no es todo... ¡pero cómo ayuda!
sábado, 12 de febrero de 2011
Actitud, divino tesoro
También influyó en el saldo positivo que el equipo debiera funcionar con engranajes no del todo aceitados, por primera vez en un partido por los porotos. No era lo mismo ni fácil para Razzotti reemplazar a Somoza con Zapata que con Canteros al lado. Tampoco la defensa por su sector estuvo en su mejor noche, y así los volantes rivales, como Battión o Cabrera, se lucieron de más. A Moralez, excepto por sus ganas y el gol, no se lo vio muy cómodo en su función más adelantada. Y David Ramírez tuvo que irse acoplando con el correr de los minutos, dejando la sensación de que será muy útil cuando le tome al máximo el pulso al equipo.
Que finalmente no se haya perdido permite reordenar las ideas con mayor tranquilidad. ¿Cómo solucionar las dificultades defensivas? Ya sin la chance de recurrir a refuerzos aunque sí con la posibilidad de meter mano entre los juveniles (la doble competencia lo hará más factible), la respuesta es sólo una: trabajo y más trabajo. Después, sólo se tratará de buscarle el máximo rendimiento a la parte ofensiva. Rogar que las lesiones ni se asomen por el plantel. Y mantener esa actitud, la fórmula sagrada para que todo sea posible.
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miércoles, 17 de noviembre de 2010
Donde se merece
Pese al suspenso y el sufrimiento, los momentos anteriores a ese desenlace tuvieron a Vélez a la altura de las circunstancias en un rubro importantísimo, la actitud, porque entró al Amalfitani una vez más sabiendo el resultado ante Estudiantes y nunca aflojó ni perdió de vista la ambición y la obligación de ser protagonista, ganando uno de esos partidos en los que a la postre sólo importa el resultado: de local, ante un equipo técnicamente inferior, corriendo de atrás en la tabla y en la recta final del campeonato.
Si Vélez no ganó por más margen mucho más tuvo que ver Caranta que la mala puntería. Y eso que Maxi Moralez estuvo bajo comparado con Martínez y Silva. La buena fue que Ricardo Alvarez coronó una tarde que empezó con nervios de más, perdiendo muchas pelotas y sin encontrar su lugar en la cancha, con ese golazo increíble que definió el partido. También hubo suerte: Cubero hizo agua y casi deja al equipo con diez en un sector que sigue sin convencer, con un Augusto Fernández en deuda en defensa y en ataque. Y la cosa, que podría haber sido grave, no pasó a mayores entre el escaso caudal de ataque del rival (salvo por Regueiro, que volvió loco a más de uno), los cruces salvadores de los centrales, un Somoza atento, un arquero que aparece cuando hace falta y un técnico que no se olvida que cerrar los partidos desde el banco también es una opción.
Hoy, Vélez está donde quería. Y, lo más importante por lo hecho en sus últimas presentaciones: donde se merece. Nadie sabe ni puede asegurar qué pasará de ahora en más, pero basta con gozar de cada paso, tan parciales respecto al resultado del torneo como esperanzadores. De eso también se trata el fútbol.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Una ecuación positiva
Por el desarrollo del partido con Banfield, entre sufrimiento y final feliz, resultó imposible no trazar paralelismos entre este equipo y el campeón del año pasado. Y quedó a la vista que, defensivamente, es bastante menos, y arriba, mucho más. Las dudas atrás ya ocuparon demasiadas líneas en este espacio y siempre siguen ahí, dando que hablar. Más allá de que Domínguez siga mejorando (eso no significa que esté al máximo) y Ortiz no haya desentonado, permanecen las fallas en los laterales, el juego aéreo y los relevos en toda la línea. Parece que con estos jugadores, y ya con demasiada presión encima como para probar con algún juvenil, va a haber que acostumbrarse a convivir con eso. La ecuación ganadora es maximizar el poderío ofensivo para restarles importancia a los problemas del fondo. Y, el domingo, la cosa funcionó: el saldo fue positivo.
Párrafo aparte para un determinante Gareca, que supo confiar, jugársela y esperar el momento justo para bajar la persiana. Acertó con Cristaldo y también, cuando se tuvo que cuidar, con Díaz y Razzotti. Esas variantes marcaron diferencias que también dieron que pensar: ¿sirvió tanto arriesgar con Augusto Fernández? Sin contar que Somoza sigue con altibajos…
Por último, y pese a la reaparición del espíritu del equipo, hay otra diferencia con el Clausura 2009: el rival. Estudiantes, a su manera, sabe cómo salir campeón. No será tan fácil que se caiga, aunque en el fútbol todo sea posible. Pero por lo menos, si hoy nos ocupamos de nosotros, tenemos buenos motivos para disfrutar del presente. Y eso ya es suficiente.
Por Marisa Pontieri (TyC Sports).