sábado, 25 de septiembre de 2010

El regreso de la ilusión

Hubo que esperar por lesionados clave y hasta sospechar que algunos se habían olvidado de jugar, pero los noventa minutos con Olimpo disiparon las dudas para darle nuevamente rienda suelta a la esperanza. Es cierto, el bahiense es un equipo muy débil, pero éstos son los partidos que cualquier aspirante al título tiene que ganar para justificar su candidatura. Tampoco hubiese hecho falta que, esta vez, ciertos errores arbitrales tiraran para el lado de Vélez. Porque el Fortín fue parejo en todas sus líneas, apenas atravesó pasajes de inquietud y fue inteligente para aprovechar los momentos propicios para cerrar el partido.
Destacar a uno suena injusto en un rendimiento tan sólido en bloque, pero cuánto habíamos extrañado a (este) Maxi Moralez. Cuando está bien marca el ritmo del ataque y, hay que reconocerlo, en esta función nadie por el momento puede igualarlo. Como contracara, la imagen que deja Silva aún cuando no hace goles invita a la reflexión: por más que no cumpla su función de convertir, sus ganas puestas en pos del equipo (observen que pese a desvivirse por anotar, no peca de egoísta) suman. Y no muchos cuadros pueden disfrutar de goleadores como él, que aún sin hacer goles son valiosos y convencen a todos.
Pocas veces pasaremos una semana más tranquila que esta. Así que, entre goleada y fiesta centenaria, vamos a disfrutarla. Y sí, hilemos ilusiones, si no ¿para qué ser de Vélez?

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