Es increíble cómo se exaltan los sentimientos de hincha en la lejanía. El triunfo ante All Boys, en mi rutina de periodista en Buenos Aires, hubiera desembocado en una alegría combinada con mesura: los goles perdidos, el sufrimiento hasta el final, el desarrollo algo adverso en el inicio… Pero una vez más me ganó la euforia, la necesidad de ganar como sea, la ilusión alejada del análisis. ¿Debería viajar más seguido?
Más allá de esos minutos iniciales en los que All Boys logró inquietar en base a su empuje, varios pasajes de lo que siguió recordó al mejor Vélez. Bien atrás, Moralez clave y patrón de ataque, Martínez como todos lo queremos ver y un Silva que aunque, contrariado, mostró que sigue con el hambre intacta. Lo que sí, y ésto es lo poco más que pedir, es que no hace falta tanto suspenso. Un error atrás (ay, Montoya) y todo tambalea. Hay que definir antes. Pero el equipo está bien, entero y mejor que el semestre pasado, y sólo derrocha optimismo.
Habrá que ver cómo responde el plantel cuando empiece la doble competencia. Por suerte falta para eso. Por ahora ¿se puede decir que somos candidatos? ¿Quién nos hizo sombra en estas dos fechas? Eso me lo tienen que contar, porque no me veo haciendo malabares con el wifi para ver cómo juega Racing.
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