jueves, 15 de julio de 2010

La clave Otamendi

Después de un puñado de campeonatos, con título incluido, de ser una pieza clave de la defensa de Vélez, el destino marca a Nicolás Otamendi con un nuevo papel clave en el camino del Fortín. Tras la llegada de Augusto Fernández, junto a un tibio entusiasmo y un crédito abierto, todo parece indicar que de una posible venta del defensor que recién en estos días se integra a las prácticas depende que Vélez se mantenga o no en el mercado de pases, teniendo en cuenta lo lejos que estuvieron los dirigentes de correr a negociar refuerzos con los millones de la venta de Marco Torsiglieri.

Los vaivenes del meteórico paso de Otamendi por la Primera División bien pueden compararse con el recorrido de Vélez en la era de Ricardo Gareca: la fuerte aparición en escena a principios de 2009, las ganas de demostrar, la promesa de grandes cosas, el campeonato ganado, la ambición de ir por más en el segundo semestre, cierto estancamiento, la malograda apuesta fuerte internacional que, mientras para el Fortín fue la Libertadores de este año, para Otamendi fue el Mundial… Y la merma en su nivel, que terminó impactando fuerte en el del equipo, mucho tuvo que ver con pensar en Sudáfrica, en donde lamentablemente su paso se vio opacado por tener que amoldarse a una posición que no le correspondía y las críticas por su actuación frente a Alemania. En este punto sólo cabe una pregunta: ¿y ahora qué?


Esta situación, anunciada aún para el caso de que a la Selección le hubiera ido mejor, le exige a Otamendi una motivación enorme de continuar en Liniers y deja al borde de lo inevitable la conveniencia de transferirlo. Una vez más, el porvenir del defensor se emparenta al de un Vélez que, de a poco, parece ver cómo se le desdibuja la columna vertebral que lo consagró el año pasado. En ambas historias se vislumbra un quiebre, una renovación.


Repasando y sin olvidar que habrá que afrontar dos torneos, si se va Otamendi ya se habla de la llegada de un defensor. Suena acertado. Muchos pedían un arquero, pero la confirmación de que se queda Montoya deja clara la postura oficial en este puesto. Por derecha, para bien o para mal, después de lo de Augusto tal vez no se pueda exigir algo más. Por izquierda, todo apunta a que habrá que quedarse con lo que hay, en el medio sigue Leandro Somoza inamovible para Gareca con Razzotti pisándole los talones para el público. Arriba se perdió mucho, aunque hay una delantera titular y media.
¿Conclusión? Si hay que traer a alguien más, tendría que ser de mucha jerarquía, capaz de cambiarle sustancialmente el semblante a una línea. Y el tiempo pasa y muchas de esas valiosas joyas ya tienen club. Si todo sigue así, somos los que estamos y estamos los que somos. Y una vez más, solo una millonaria venta como la de Otamendi podría modificar un panorama tan tranquilo como repleto de incógnitas.