
Destacar a uno suena injusto en un rendimiento tan sólido en bloque, pero cuánto habíamos extrañado a (este) Maxi Moralez. Cuando está bien marca el ritmo del ataque y, hay que reconocerlo, en esta función nadie por el momento puede igualarlo. Como contracara, la imagen que deja Silva aún cuando no hace goles invita a la reflexión: por más que no cumpla su función de convertir, sus ganas puestas en pos del equipo (observen que pese a desvivirse por anotar, no peca de egoísta) suman. Y no muchos cuadros pueden disfrutar de goleadores como él, que aún sin hacer goles son valiosos y convencen a todos.
Pocas veces pasaremos una semana más tranquila que esta. Así que, entre goleada y fiesta centenaria, vamos a disfrutarla. Y sí, hilemos ilusiones, si no ¿para qué ser de Vélez?
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