miércoles, 17 de noviembre de 2010

Donde se merece

Para contar la historia que Vélez escribió ante Lanús resulta difícil no empezar por el final. Ese desahogo, esa diferencia mínima recién rubricada con el último pitazo, la alegría desatada de saber que, por fin, el equipo había llegado a la punta. Ni siquiera conocer de memoria que en el fútbol todos los hechos consumados son también parciales, y que ese liderazgo estará asegurado sólo por una semana, pudo apagar el fuego de los festejos. Es que esos son los instantes que consagran al fútbol y, parciales o no, valen la pena.

Pese al suspenso y el sufrimiento, los momentos anteriores a ese desenlace tuvieron a Vélez a la altura de las circunstancias en un rubro importantísimo, la actitud, porque entró al Amalfitani una vez más sabiendo el resultado ante Estudiantes y nunca aflojó ni perdió de vista la ambición y la obligación de ser protagonista, ganando uno de esos partidos en los que a la postre sólo importa el resultado: de local, ante un equipo técnicamente inferior, corriendo de atrás en la tabla y en la recta final del campeonato.

Si Vélez no ganó por más margen mucho más tuvo que ver Caranta que la mala puntería. Y eso que Maxi Moralez estuvo bajo comparado con Martínez y Silva. La buena fue que Ricardo Alvarez coronó una tarde que empezó con nervios de más, perdiendo muchas pelotas y sin encontrar su lugar en la cancha, con ese golazo increíble que definió el partido. También hubo suerte: Cubero hizo agua y casi deja al equipo con diez en un sector que sigue sin convencer, con un Augusto Fernández en deuda en defensa y en ataque. Y la cosa, que podría haber sido grave, no pasó a mayores entre el escaso caudal de ataque del rival (salvo por Regueiro, que volvió loco a más de uno), los cruces salvadores de los centrales, un Somoza atento, un arquero que aparece cuando hace falta y un técnico que no se olvida que cerrar los partidos desde el banco también es una opción.

Hoy, Vélez está donde quería. Y, lo más importante por lo hecho en sus últimas presentaciones: donde se merece. Nadie sabe ni puede asegurar qué pasará de ahora en más, pero basta con gozar de cada paso, tan parciales respecto al resultado del torneo como esperanzadores. De eso también se trata el fútbol.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Una ecuación positiva

Al fin una respuesta, al fin un triunfo difícil, con todas las letras. Vélez consiguió esa victoria que todos estábamos esperando: de visitante, ante un rival de fuste, en un momento de extrema obligación en el que el empate equivalía a la derrota, sufriendo embates que obligaban a empezar de cero… Claro que mientras esté Estudiantes a tres puntos, toda conclusión sonará a demasiado parcial. Pero es claro que este Fortín apretado por la tabla está creciendo. Lástima que si le alcanzará, no dependa sólo de él.

Por el desarrollo del partido con Banfield, entre sufrimiento y final feliz, resultó imposible no trazar paralelismos entre este equipo y el campeón del año pasado. Y quedó a la vista que, defensivamente, es bastante menos, y arriba, mucho más. Las dudas atrás ya ocuparon demasiadas líneas en este espacio y siempre siguen ahí, dando que hablar. Más allá de que Domínguez siga mejorando (eso no significa que esté al máximo) y Ortiz no haya desentonado, permanecen las fallas en los laterales, el juego aéreo y los relevos en toda la línea. Parece que con estos jugadores, y ya con demasiada presión encima como para probar con algún juvenil, va a haber que acostumbrarse a convivir con eso. La ecuación ganadora es maximizar el poderío ofensivo para restarles importancia a los problemas del fondo. Y, el domingo, la cosa funcionó: el saldo fue positivo.

Párrafo aparte para un determinante Gareca, que supo confiar, jugársela y esperar el momento justo para bajar la persiana. Acertó con Cristaldo y también, cuando se tuvo que cuidar, con Díaz y Razzotti. Esas variantes marcaron diferencias que también dieron que pensar: ¿sirvió tanto arriesgar con Augusto Fernández? Sin contar que Somoza sigue con altibajos…

Por último, y pese a la reaparición del espíritu del equipo, hay otra diferencia con el Clausura 2009: el rival. Estudiantes, a su manera, sabe cómo salir campeón. No será tan fácil que se caiga, aunque en el fútbol todo sea posible. Pero por lo menos, si hoy nos ocupamos de nosotros, tenemos buenos motivos para disfrutar del presente. Y eso ya es suficiente.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

lunes, 25 de octubre de 2010

¿Si o No?

Parece que el destino se empeña en postergar el alivio de nuestras dudas. ¿Vélez está para campeón? En algún partido importante pareció que no, en otros menos relevantes que sí, y ahora, que teníamos frente a frente un encuentro que bien podía definir esa incógnita, no tenemos respuesta. Es que ese 0-0 de a momentos exasperante terminará siendo victoria o derrota según lo que pase en las próximas fechas, en donde, de una vez, deberemos asistir a esa respuesta que esperamos. Sí o no, esa es la cuestión.
Estudiantes vino a hacer al Amalfitani exactamente eso que sabemos que a Vélez le cuesta resolver: así fue como el conjunto de Gareca generó una sola chance neta -el cabezazo de Tobio- pese a ser protagonista y claramente el que intentó ganar el pleito. De todas formas, ni lo del Fortín fue elogiable, pues estaba obligado, ni lo del León criticable, porque era el que tenía los tres puntos de brecha a favor y el empate le sentaba bien. Ahora, si esa es la imagen que debería dar un candidato al título, es materia de otra discusión, mucho más amplia dada la importancia creciente de la mezquindad exitosa en el fútbol y en la que seguramente no sería Estudiantes su exponente más extremista.
El choque constante de las buenas intenciones de Papa, Augusto Fernández, Alvarez, Martínez, Silva o Cristaldo con la numerosa guardia que plantó Sabella, muchas veces con el pelotazo como alternativa, fue una imagen de impotencia que pocos queríamos ver. Para colmo, se podría haber perdido por esos espacios que quedaban entre Augusto y Cubero y la persistente pero acostumbrada falencia en la marca: es que, pese a su planteo, Estudiantes llegó más. Sin embargo, hay buenas noticias: pocos rivales podrán volver a desarrollar tan bien una táctica similar. Y no es lo mismo que la intenten otros, por citar un ejemplo, Quilmes. El Pincha tiene muy buen material para ejecutar esa receta, pero si equipos de menor calidad línea por línea pretenden copiarla y Vélez juega como el viernes, serán muchos más partidos los que gane que los que empate o pierda. Ni hablar si no tiene que extrañar a ninguna de sus tres joyas en cancha, como acaba de hacer con Moralez.
Pensando y mirando detenidamente la tabla será que el empate no tuvo un recibimiento fatalista entre el público velezano… Tres puntos nos separan de la cima y es apenas un partido; y todavía falta mucho, tanto para Estudiantes como para Vélez. Por ahora, el Fortín no depende más de sí mismo (¿será tan grave faltando siete fechas?) y, lo que sí provoca cierto escozor, sigue en deuda en los encuentros de alto vuelo. Mientras, habrá que aprender a convivir con la incertidumbre.

domingo, 17 de octubre de 2010

En carrera

Pasó lo que tenía que pasar. Vélez estaba obligado a ganarle a Quilmes para no desinflarse en la tabla y en los ánimos, y lo hizo. Y, aunque no haya brillado como contra Colón, cosechó un triunfo de oro que le permite seguir en carrera en un momento en donde se apresta a afrontar uno de los partidos más importantes para sus aspiraciones al título.
Un vez más, quedó claro que el potencial ofensivo en sí mismo constituye el punto más fuerte de este equipo, y que si al menos dos de los tres de arriba se inspiran (Moralez, Martínez y Silva, en el Sur le faltó un poco a Maxi), desnivelar resulta cuestión de tiempo. Pero persisten dudas atrás. Preocupan las marcas que se pierden, las dificultades para cortar, las idas con menos vueltas de los laterales… Nada nuevo ni demasiado reiterativo en los desarrollos, aunque suficiente como para quedar muy expuesto ante algún equipo que, a diferencia de Quilmes, no te perdone. Agradezcamos que mejoró la contención en el mediocampo y roguemos que siga en buen nivel ante rivales de mayor fuste, al igual que Barovero.
No podemos pedir más antes de cruzarnos con Estudiantes. Habrá que respirar hondo, relajarse y asistir a una nueva prueba que compruebe para qué está este equipo. Ojalá que contra el Pincha salga lo mejor del grupo, incluido el espíritu para sacar pecho en las difíciles. Ese que todos esperamos ver si queremos ilusionarnos en serio.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

lunes, 11 de octubre de 2010

Así sí

Un partido atípico como el que Vélez le ganó a Colón bien puede ser el antídoto que el equipo necesitaba para ganar confianza. Si un 6-0 contra un equipo que, a priori, no se veía como débil no alcanza para que este conjunto potencie al máximo la fe en sí mismo, sin importar si juega en casa ajena o si le toca ir abajo en un marcador, será que este no era el año de Vélez. Porque, seamos sinceros, en encuentros como el del domingo queda claro que material hay. Y la incógnita de si alcanzará para crear una mística de candidato que envuelva al equipo terminará de resolverse en lo que vendrá.
Un desarrollo como el que se dio contra el sabalero no requiere un análisis demasiado profundo. Al principio, las cosas transcurrieron dentro de lo esperable: hubo algunos sobresaltos atrás, en donde la impresión de que un rival puede quedar mano a mano sobrevuela como un fantasma, al medio le costó cortar en algún momento, pero fueron creciendo los pensantes y los habilidosos y la balanza se inclinó hacia el lado del Fortín, que se fue al descanso ganando bien. Después, entre la actitud con la que salió Colón en el segundo tiempo y el potencial desatado de Vélez arriba, las cosas se dieron solas. Y fácil, demasiado fácil.
Ya lo vimos todos, pero hay que repetirlo: Burrito, así te queremos ver siempre. Y por supuesto, menciones para Somoza, Zapata y Moralez, los más sobresalientes de un grupo que cumplió son creces. Queda claro: si los de arriba (ni siquiera el equipo completo) se proponen no perdonar ni fastidiarse ante la adversidad, todo puede cambiar. Sería una lástima desaprovechar en este semestre una fórmula como la que integran, única en el fútbol argentino. Ay, si encontraran la regularidad…

La ilusión está ahí, a la vuelta de la esquina, pero todavía hay que ser cautos. Falta superar pruebas y asignaturas pendientes y Estudiantes todavía está algo lejos. En la tabla y en el fixture. Festejemos por lo que pasó sin ansiedad por lo que viene. Y jugadores, créanlo: así sí, ustedes pueden.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

miércoles, 6 de octubre de 2010

Así no

Es duro escribirlo, pero este Vélez no va a salir campeón del Apertura. Le falta ese plus, ese espíritu que caracteriza a los grandes equipos. Este Vélez te perdona. Y así todo lo bueno que pueda crear, con el consiguiente esfuerzo, resulta inútil. Podríamos hablar horas y escribir largas líneas sobre los niveles de los jugadores y, para nuestro desconcierto, si fuéramos sensatos concluiríamos en que en Rosario ninguno mereció arder en la hoguera de las críticas. Hubo algunos que cometieron un solo error grave y eso bastó para permitirle a Newell´s llevarse el premio. Sería injusto culpar a alguno cuando las cosas no se dan en conjunto.

Silva, por ejemplo, hace partidos que no cumple su función, ¿pero acaso hubiera estado bien poner a otro? El Pelado tiene tantas ganas de meterla que siempre gravita la esperanza de que se amigará con el arco, y Gareca no hace mal en bancarlo, teniendo en cuenta que ha respaldado a más de uno que ni siquiera exteriorizaba una pequeña porción de la voluntad que tiene el uruguayo. Ortiz generaba algunas dudas, y esta vez jugó Tobio. Ya ni le podemos echar la culpa al arquero. Los discutidos Domínguez y Somoza no desentonaron, Moralez y Martínez no se borraron, Cubero fue el de siempre y Papa anduvo algo perdido entre sus tareas de defender y pasar al ataque, pero se lo ha visto mucho peor. ¿Un cinco puntitos de promedio general merecía un 0-2 lapidario? ¿Newell´s fue mucho más? No. ¿Y entonces por qué este equipo no está para campeón? Simple: porque perdió.

Sí, señores, un candidato no deja tantos puntos de visitante y, si pierde un partido como el de Newell´s, no puede haber perdido otro como el de Boca. Recuerden aquel conjunto de 2009, con tantas caras que aún permanecen… ¿cuántos resultados remontó, aún jugando mal? ¿Cuánta confianza ganó con esas corajeadas? Es que jugar mal no es un escollo para los candidatos. A estos partidos, un conjunto protagonista al menos los empata. Y si se juega mal, tiene que aparecer el corazón. En este semestre, siempre que Vélez empezó perdiendo y tuvo la necesidad de salir a buscar, terminó con las manos vacías. Sólo logró empatarle a Banfield por la Copa, pero cuando la obligación era ganar. Si empieza abajo, cae en la desesperación o se resigna. La hazaña no es una opción. Y la razón es que, ante la adversidad, el grupo no cree que sea posible.

La suerte, último eslabón de un camino a la gloria, tampoco acompaña. Los árbitros, malísimos, se equivocan a favor nuestro contra Olimpo en Liniers y en contra frente a Newell´s en Rosario. No a cualquiera le cobran el penal que le cobraron a Vélez. No cualquiera se pierde tantas chances de gol como Vélez. Y lo peor: ahora asoman nuevos lesionados.

Como en el fútbol todo es posible, tal vez esta derrota pueda servir para tocar el orgullo, despertar la mística y hacerlos salir de donde están escondidos. Pero si se pretende pelear, deberá ser pronto. ¿Campeones? Así no. Pero mañana será otro día, y todo, siempre, puede cambiar.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

sábado, 25 de septiembre de 2010

El regreso de la ilusión

Hubo que esperar por lesionados clave y hasta sospechar que algunos se habían olvidado de jugar, pero los noventa minutos con Olimpo disiparon las dudas para darle nuevamente rienda suelta a la esperanza. Es cierto, el bahiense es un equipo muy débil, pero éstos son los partidos que cualquier aspirante al título tiene que ganar para justificar su candidatura. Tampoco hubiese hecho falta que, esta vez, ciertos errores arbitrales tiraran para el lado de Vélez. Porque el Fortín fue parejo en todas sus líneas, apenas atravesó pasajes de inquietud y fue inteligente para aprovechar los momentos propicios para cerrar el partido.
Destacar a uno suena injusto en un rendimiento tan sólido en bloque, pero cuánto habíamos extrañado a (este) Maxi Moralez. Cuando está bien marca el ritmo del ataque y, hay que reconocerlo, en esta función nadie por el momento puede igualarlo. Como contracara, la imagen que deja Silva aún cuando no hace goles invita a la reflexión: por más que no cumpla su función de convertir, sus ganas puestas en pos del equipo (observen que pese a desvivirse por anotar, no peca de egoísta) suman. Y no muchos cuadros pueden disfrutar de goleadores como él, que aún sin hacer goles son valiosos y convencen a todos.
Pocas veces pasaremos una semana más tranquila que esta. Así que, entre goleada y fiesta centenaria, vamos a disfrutarla. Y sí, hilemos ilusiones, si no ¿para qué ser de Vélez?

viernes, 17 de septiembre de 2010

Una serie de eventos desafortunados

Laverni se robó los flashes y sería redundante enumerar una vez más sus desaciertos. Ya todos los sabemos: la figura del partido que decretó la prematura despedida de Vélez de la Copa Sudamericana no fue ni Erviti, ni Barovero, tampoco alguno de los ocho jugadores de Vélez que parecieron once y hasta coquetearon con la hazaña. Fue el juez el que consiguió a la perfección abrazar el objetivo que sin dudas persigue cuando sale a la cancha con esa actitud altanera que lo caracteriza: ser el protagonista. Porque lo de Laverni estuvo más allá de no ver, no interpretar o desconocer el reglamento, lo que constituyen los errores típicos de cualquier referi. Laverni desparramó sobre el Florencio Sola su inseguridad, su desequilibrio y sus ganas de figurar. Sobre todo, lo padeció Vélez, pero podría y podrá sufrirlo cualquiera.
Pero no nos engañemos: no sólo el árbitro puso su grano de arena para que Vélez haya pasado de tener un semestre con dos frentes a un cuatrimestre de cabotaje. Que el grueso árbol no nos tape el bosque. Porque con este empate que disfraza una derrota mucho tuvieron que ver las falencias propias y hasta una pizca de mala suerte. La que metió la cola cuando se lesionó Baldassi y terminó dejándole el pito a Laverni.

Que Somoza haya hecho tantos méritos para que lo echen es inadmisible para un jugador de su experiencia. Su pugna con Erviti lo hizo caminar por la cornisa durante todo el primer tiempo y motivó el primer traspié del silbato al no expulsarlo cuando debía. Si al hecho de que nunca haya recuperado el nivel indiscutido que lo caracterizó antes de aquella maldita lesión se le suma esta escalada de violencia, Gareca deberá agudizar su costado de psicólogo y calmarlo antes de que se convierta en el Sessa versión 2010. Y ya que hablamos de Gareca… la expulsión de Somoza fue tan anunciada que la responsabilidad lo excede y se traslada al técnico. Todos en la cancha sabían que el Flaco iba a terminar en las duchas. ¿No podría haberse adelantado el técnico a esta situación? Encima, cuando tuvo que sacar a alguien del medio, la ligó Razzotti. Al querido Tigre le faltó visión en medio de un desarrollo que tendía al caos.

El caso Ortiz también es muy cuestionable. Si bien es sabido que no tenía por qué correr alegremente con las pulsaciones a mil hacia Laverni para recibir la amonestación, su berrinche fue lo suficientemente extenso como para afectar el tan delicado equilibrio emocional del juez. Ortiz pecó de poco profesional y manchó infantilmente sus escasas imágenes con la camiseta de Vélez. Una lástima, pero por sobre todo, un error aislado que pagó todo el equipo. Por ese mismo camino transitó Silva, al que pareció jugarle en contra esa enérgica actitud que siempre lo destaca del resto. El Tanque pasó de potencial salvador a protagonista de un papelón consumado.

Lo cierto es que detrás del árbol de Laverni y del bosque de la serie de eventos desafortunados propiciados por el mismo Vélez, hubo algunos minutos de fútbol. El equipo, sin muchas luces, dominó, pero cayó en la efectiva y aceitada trampa de Banfield, sus métodos defensivos y de contraataque y su solidez para manejar las pelotas paradas ante marcas muchas veces defectuosas. No obstante, pronto el Taladro se había reducido a su faceta defensiva y conformista (sin reproches: estaba 2-0 arriba en el global) y Vélez, si se hubiera tomado en serio sus posibilidades y actuado como un conjunto maduro, bien podría haber escrito otra historia. Ojalá este capítulo gris sirva para que algunos se den cuenta de que ciertas actitudes son indignas en cualquier grupo que aspire a la gloria.


Por Marisa Pontieri (Tyc Sports).

lunes, 6 de septiembre de 2010

Por la buena senda

El tiempo dirá quién es este Vélez. Si finalmente será la imagen del que perdió bien contra Boca o la del que le ganó bien a River para mirar a todos desde arriba la que se impondrá en estos tiempos. Pero lo cierto es que el equipo necesitaba un triunfo así para medir sus posibilidades y ganar confianza. Más allá de que los nombres del arranque ante Banfield no hayan sido los mismos del equipo titular, cualquier plantel se resiente tras dos derrotas, y era vital volver a sumar de a tres para no entrar en una espiral de dudas.
Así, contra River no se sumó un triunfo cualquiera. Porque volvieron a aparecer con brillo protagonistas clave. Barovero, salvo por algún centro aislado, brindó seguridad, Tobio tuvo una gran noche y se destacó atrás, el medio estuvo aceitado y arriba el Burrito Martínez fue el que todos queremos y Silva el de siempre: el de las ganas, el empuje y el olfato. Pero todos esos elogios se potencian más teniendo en cuenta el desarrollo: hubo que batallar contra un equipo que venía invicto pero necesitado de puntos, remontar después del empate de un siempre peligroso Buonanotte, enfrentar a futbolistas con la experiencia de Almeyda y Ortega, superar algunas situaciones calientes y jugar con diez buena parte del complemento.

Ahora sólo queda un partido de la exigente seguidilla que nos había deparado el fixture. Pero claro, para ir frmando una ilusión no hay que prepararse para vencer a los conjuntos importantes, sino a todos. Y en ese sentido, todo indica que se va por la buena senda.

PD: ¡Este partido sí lo pude ver bien! Saludos desde Girona.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

lunes, 30 de agosto de 2010

Hackeados


Gente que tiene muy poco que hacer y se dedica a pensar en la existencia del otro hubo siempre y en todas partes. En general se trata de personas grises, de vida aburrida y una incontenible dosis de envidia, lo que los lleva a ocuparse más de lo que ellos creen es entorpecer el camino ajeno, que de ponerse a reflexionar para enriquecer el suyo.

En ese rubro bien pueden entrar los hackers malignos. Y creo que anoche, en una muy fría terraza vienesa, uno de ellos me jugó una broma pesada. Seguramente xeneize, intervino la página en la que decidí ver el partido y, mientras los ilusos visitantes entre los que me incluía creíamos asistir en vivo a una tarde en La Boca, este personaje se encargó de reemplazar la transmisión por un mix magistralmente editado de todos esos errores que, por repetición y a los golpes, un equipo que apunta al campeonato jamás podría cometer nuevamente ante rivales que conoce tanto.

En una pantallita de 10×6 centímetros cuya definición me impedía distinguir a los protagonistas, el engaño duró noventa minutos durante los cuales creí, azorada, que otra vez cada centro que caía en el área de Vélez derivaba en un tembladeral, que nos hacían goles los mismos de siempre y estaba jugando Riquelme, que nuevamente los jugadores se trenzaban más para discutir que para ir hacia adelante, que otra vez un error del árbitro nos liquidaba y que, por sobre todas las cosas, una vez más le caíamos como anillo al dedo a Boca para calmarle las aguas.

Pero más tarde, consumada la decepción y entre pesadillas, me di cuenta de todo. Este genio informático había ensamblado pedacitos de poco felices partidos contra Boca de los últimos tres años. Y el Burrito Martínez no gravitó porque en realidad era López, quien yo creía Domínguez era Maxi Pellegrino, Silva fue de a ratos el de La Volpe, y hasta, de lejos -¡ja!-, confundí a Gareca con Tocalli.

Así que ahora volví a la zona wi fi, urgida de contarles mi aventura. Y ansiosa por abrir TyC Sports y, si el hacker lo permite, enterarme del verdadero resultado entre el Vélez puntero y el oprimido Boca.

domingo, 22 de agosto de 2010

Como nunca


¡Hola velezanos! Acá les escribo desde la calle, sentada en la puerta de una iglesia en Vercelli, Italia. Anoche "viví" el triunfo de Vélez como pocas veces: apenas escuché cuatro o cinco minutos, también en medio de una callecita, y con interrupciones. Sabíamos que podía pasar: a un hotel sin internet se le sumaron otros factores entre humanos e incontrolables, como la escasa batería en la notebook (los enchufes en Europa merecen un capítulo aparte) y un pueblo sin locales con wifi y con calles curvadas al mejor estilo Parque Chas que nos llevaron a encontrarnos, a mi novio y yo, en la misma noche cuatro veces en la misma esquina.

Salimos a las nueve de acá a recorrer la ciudad a la caza de internet. Creíamos que para un lado era la calle principal, la Giuseppe Garibaldi, y para el opuesto la fiesta del pueblo de los fines de semana, en una tal Piazza X. Supusimos que esos dos puntos serían los más concurridos por la redes del lugar. Pero nos perdimos, una y otra y otra vez. Y cada vez que veíamos donde apostarnos abríamos la notebook y verificábamos sin éxito si había alguna red sin clave que anduviera. Mientras, mi pobre madre desde Buenos Aires me mensajeaba algunas instancias del partido. Recién tuvimos suerte en el segundo tiempo, cuando probamos en una vidriera de un negocio cerrado que permitía sentarse. Como la batería ya flaqueaba, pusimos la radio y apagamos el monitor. Escuchamos un poco, luchando contra los cortes de red, hasta el momento del ¡penal! Darío Tonón vociferaba que la falta de Prósperi a Martínez merecía la intervención de la Comisaría 44. Y, como en un predecible cuento de fútbol, se cortó todo. Esta vez, por culpa de la batería. No había nada más que hacer.

Crucé los dedos pensando en el delay: seguramente, en Liniers la realidad ya se había consumado un par de minutos antes. Hasta que sonó el celular: ¡gol, gol de Vélez! Y lo gritamos en esa calle desierta. Caminamos algo más, sin rumbo como siempre, y luego llegó el mensaje del segundo gol. Y el final. Y de la forma menos convencional y más lejana, sentí que había vivido el partido como nunca.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

martes, 17 de agosto de 2010

Poco Más que Pedir


Es increíble cómo se exaltan los sentimientos de hincha en la lejanía. El triunfo ante All Boys, en mi rutina de periodista en Buenos Aires, hubiera desembocado en una alegría combinada con mesura: los goles perdidos, el sufrimiento hasta el final, el desarrollo algo adverso en el inicio… Pero una vez más me ganó la euforia, la necesidad de ganar como sea, la ilusión alejada del análisis. ¿Debería viajar más seguido?

Más allá de esos minutos iniciales en los que All Boys logró inquietar en base a su empuje, varios pasajes de lo que siguió recordó al mejor Vélez. Bien atrás, Moralez clave y patrón de ataque, Martínez como todos lo queremos ver y un Silva que aunque, contrariado, mostró que sigue con el hambre intacta. Lo que sí, y ésto es lo poco más que pedir, es que no hace falta tanto suspenso. Un error atrás (ay, Montoya) y todo tambalea. Hay que definir antes. Pero el equipo está bien, entero y mejor que el semestre pasado, y sólo derrocha optimismo.

Habrá que ver cómo responde el plantel cuando empiece la doble competencia. Por suerte falta para eso. Por ahora ¿se puede decir que somos candidatos? ¿Quién nos hizo sombra en estas dos fechas? Eso me lo tienen que contar, porque no me veo haciendo malabares con el wifi para ver cómo juega Racing.

lunes, 9 de agosto de 2010

Contigo en la distancia

Gracias a los milagros de internet, el domingo tan lejano a Liniers terminó con una inmensa alegría de sabor conocido: el debut con triunfo y la inevitable ilusión. Debo haber alterado la medianoche de Stuttgart con el grito del gol de Silva; acá las actividades se terminan muy temprano por más que ahora anochezca tarde. Apenas se cena y una media pensión se compone de desayuno y almuerzo. Pero las circunstacias ameritaban ir contra las costumbres Y ojalá siga pegando gritos pelados por más que la distancia se empeñe en hacerlos sonar descolgados.

Debo haber visto y escuchado, entre interrupciones, la mitad del partido. Imagen por un lado y radio partidaria por otro, desfasados, soportando cortes por un débil wifi y teniendo que actualizar seguido para no perder el hilo. ¡Pero no se imaginan la alegría de haber podido captar todo eso! La verdad que no esperaba tanto. Y sentir el gol, la gente… Aunque me queden pocos puntos para analizar con propiedad. Con Martínez volvimos a jugar con once, ¿no?, mejor la defensa y bien Augusto, entre otros que recuperaron su mejor cara… Pero por lo que vi y leí la diferencia quedó un poco corta. Habrá que enfocarse en no perdonar más a nadie para que buenos trabajos no terminen en puntos perdidos.


Ustedes seguro tienen mucho más para agregar y ponerme al tanto. Se los voy a agradecer. ¡Abrazos velezanos desde tierras teutonas!

lunes, 2 de agosto de 2010

La Cuarentena

Al fin, como quien no quiere la cosa, entramos en la semana. La semana que tanto tardó en llegar, esa en la que pensamos tantas veces desde hace otras larguísimas, y siempre imaginando cómo se vería Vélez en el debut. En el medio, nos alegramos al saber que sería en Liniers contra Independiente, en el plantel se fueron muchos, llegaron pocos, se ganaron amistosos que, aunque no quisiéramos, invitaron a ilusionarse pensando en los porotos. Podríamos aventurarnos a decir que, interna o exteriormente, no hubo hincha de fútbol que no clamara por el regreso a fines de semana como el que se viene. Ni un Mundial puede cambiar eso. Y yo, particularmente, soy de los que prefieren sin dudar festejar un campeonato con mi equipo que un Mundial con la Selección. Una confesión para que se despachen los patriotas.
 
Y ya que nos metimos en lo personal, se los tengo que decir. Este blog va a cambiar. No para siempre, sino por un largo mes. Poco menos de 40 días en el que estaré de vacaciones muy lejos -si los muchachos de Barajas no me ven cara de lavacopas, claro-, intentando seguir a Vélez a la distancia. Sin tele, tratando de sintonizar alguna radio desde una conexión a internet que no sé a ciencia cierta si tendré. Más allá de la alegría por hacer un viaje tan interesante, por el lado del fútbol no va a ser fácil: debo confesar que he llegado a soñarme sabiendo que Vélez juega y no puedo seguirlo en mis peores pesadillas.
 
Ya armé una red para que me cuenten todo lo posible durante los partidos por mensajes de texto, pero soy conciente de que deberé recurrir a tardías crónicas escritas para ponerme al tanto en profundidad. Y seguramente, si bien pienso hacer todo para estar informada, me voy a saltear más de una entrega entre los cinco partidos locales y la ida del arranque de la Sudamericana. Al principio pensé en presentarles a un colega para que él lleve adelante este blog, pero en principio prefiero que siga escrito por alguien que siente al Fortín. Y así que, estimados comentadores, en este tiempo en que mi visión va a ser siempre incompleta, me voy a permitir pedirles que me ustedes me cuenten su verdad a mí. Comenten a sus anchas, pese a que alguna vez falte el post disparador. Entre todo lo que me digan, tal vez pueda llegar a hacerme una mejor idea de lo que pasa con Vélez a tantos kilómetros.
 
Tendré que confiar ciegamente en las comunicaciones y en la tecnología. Y en los ojos de otros. Más que nunca, este blog es de ustedes. Eso sí, cada vez que sea posible, se los pediré prestado un rato.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

jueves, 15 de julio de 2010

La clave Otamendi

Después de un puñado de campeonatos, con título incluido, de ser una pieza clave de la defensa de Vélez, el destino marca a Nicolás Otamendi con un nuevo papel clave en el camino del Fortín. Tras la llegada de Augusto Fernández, junto a un tibio entusiasmo y un crédito abierto, todo parece indicar que de una posible venta del defensor que recién en estos días se integra a las prácticas depende que Vélez se mantenga o no en el mercado de pases, teniendo en cuenta lo lejos que estuvieron los dirigentes de correr a negociar refuerzos con los millones de la venta de Marco Torsiglieri.

Los vaivenes del meteórico paso de Otamendi por la Primera División bien pueden compararse con el recorrido de Vélez en la era de Ricardo Gareca: la fuerte aparición en escena a principios de 2009, las ganas de demostrar, la promesa de grandes cosas, el campeonato ganado, la ambición de ir por más en el segundo semestre, cierto estancamiento, la malograda apuesta fuerte internacional que, mientras para el Fortín fue la Libertadores de este año, para Otamendi fue el Mundial… Y la merma en su nivel, que terminó impactando fuerte en el del equipo, mucho tuvo que ver con pensar en Sudáfrica, en donde lamentablemente su paso se vio opacado por tener que amoldarse a una posición que no le correspondía y las críticas por su actuación frente a Alemania. En este punto sólo cabe una pregunta: ¿y ahora qué?


Esta situación, anunciada aún para el caso de que a la Selección le hubiera ido mejor, le exige a Otamendi una motivación enorme de continuar en Liniers y deja al borde de lo inevitable la conveniencia de transferirlo. Una vez más, el porvenir del defensor se emparenta al de un Vélez que, de a poco, parece ver cómo se le desdibuja la columna vertebral que lo consagró el año pasado. En ambas historias se vislumbra un quiebre, una renovación.


Repasando y sin olvidar que habrá que afrontar dos torneos, si se va Otamendi ya se habla de la llegada de un defensor. Suena acertado. Muchos pedían un arquero, pero la confirmación de que se queda Montoya deja clara la postura oficial en este puesto. Por derecha, para bien o para mal, después de lo de Augusto tal vez no se pueda exigir algo más. Por izquierda, todo apunta a que habrá que quedarse con lo que hay, en el medio sigue Leandro Somoza inamovible para Gareca con Razzotti pisándole los talones para el público. Arriba se perdió mucho, aunque hay una delantera titular y media.
¿Conclusión? Si hay que traer a alguien más, tendría que ser de mucha jerarquía, capaz de cambiarle sustancialmente el semblante a una línea. Y el tiempo pasa y muchas de esas valiosas joyas ya tienen club. Si todo sigue así, somos los que estamos y estamos los que somos. Y una vez más, solo una millonaria venta como la de Otamendi podría modificar un panorama tan tranquilo como repleto de incógnitas.

sábado, 12 de junio de 2010

Los ídolos caídos

Esto no es nuevo ni pasa solamente en Vélez. Pero los hechos que nos vienen ocupando pusieron el tema en el tapete con dureza. Se va el Roly Zárate, uno de los grandes referentes que tiene Vélez en sus filas, desde aquel que asomó en los buenos tiempos de Bielsa, pasando por el que sazonó con sus goles el campeonato de 2005, hasta el que lloró como un fanático más en medio de la frustración del último semestre. Y no se va por la puerta grande a nivel institución: Gareca no lo tendrá en cuenta y suena en sitios poco apreciados. Un trago difícil de dirigir para el hincha.Situaciones así, lamentablemente, ponen al protagonista a hacer equilibrio en la cornisa del sentir de la gente. Y algunos jamás se recuperaron de una caída de esa índole. ¿Lo lamentarán ahora? Seguramente, aunque tal vez no sea tan fácil trabajar de algo y darle la espalda a una buena oferta, en este caso aspirar a un lugar entre once. Sólo que no es lo mismo que un cajero cambie de banco y que un referente se mude de barrio. Aquí hay terceros de por medio, los hinchas, cuyas conclusiones pueden terminar decretando la caída de un ídolo, quien al fin y al cabo se dará cuenta de que una decisión meramente laboral le quitó una identificación de colores que a la larga podría haber resultado el aspecto más destacable de su carrera. Antes, cuando lo económico pesaba tanto menos en el fútbol, la cosa era simple: pasarse a filas indeseables era una traición.
Ahora, con la mega profesionalización de la pelota, surgió una mayor cordura y aparecieron casos de caídos que, ayudados por el olvido y la pequeñez de su traspié en comparación con sus logros, lograron reascender en el afecto del público. Como Raúl Cardozo, histórico del Fortín si los hay, al que cuando le tocó irse por antojo de los dirigentes, despechado, desparramó opiniones contra el club entero. El tiempo supo limpiar su imagen y, seguramente, hacer recapacitar al Pacha a la hora de separar culpas. Aunque nunca va a faltar algún hincha memorioso que haya perdonado aunque sin olvidar.

Por eso, los ídolos deben moverse muy astutamente a la hora de cambiar por completo de vereda. Siempre remarco que cuando Bianchi se fue a Boca, con todo el pesar, le desee la mejor suerte, pero después vinieron los gritos de gol en la cara, las declaraciones innecesarias… y ahora su figura divide aguas al por mayor. Hoy, que el Roly recale en un indeseable podría quedar en el olvido, pero en el fútbol actual, y al revés de lo que reza el refrán, lo que hieren son las palabras, los modos, los gestos. Ojalá se vaya con la grandeza que se merece, y que sepa dividir a tiempo las decisiones del técnico y los dirigentes y los sentimientos de los hinchas. Realmente, que el Roly termine como un ídolo caído sería una lástima.

domingo, 30 de mayo de 2010

Pensamientos Sueltos

En estos largos días pre Mundial resulta imposible no pensar en Vélez, ése al que volveremos a ver pisar un campo de juego dentro de tanto tiempo. Claro, las obsesiones de Libertadores y el frenético desarrollo del campeonato quedaron atrás, y los pensamientos sobre nuestro querido equipo aparecen sueltos, intempestivamente, enfocados siempre más en dudas que en certezas. Aquí, un repaso por los que me han perseguido por estos días. Los suyos también son bienvenidos.

Se fueron Lima, Cabrera y Caruso… ¿Quién sigue?
Los jugadores que no vienen rindiendo deberían dividirse en tres grupos:


1. Los que pueden merecer otra oportunidad. Caso emblemático: Cubero. Si se quedan, seguramente arrancarán de titulares, pero hay que estar atentos a que haya recambio de juveniles en esos puestos. Por las dudas…


2. Los que merecen tener a un refuerzo comiéndole los talones. Caso emblemático: Montoya. Se pueden quedar, sí, pero nunca como única alternativa. Su titularidad en el primer partido de Vélez no tiene que estar ni un poco asegurada.


3. Los que se tienen que ir: Caso emblemático: López. Sí, ustedes saben que para algunos el uruguayo es una joya incomprendida y para otros un fiasco. Pero el problema no radica en eso, sino en que es uno de los favoritos del técnico, con lo cual conserva su lugar aún cuando no rinde. Eso es peligroso y atenta contra la sana competencia en el plantel. La salida salomónica sería que llegue por él una buena oferta y no quede más remedio que venderlo. También hay otros, de semestres dispares, que tienen recambio y por los cuales si llega un ofrecimiento jugoso no habría que dejarlo pasar. Caso Otamendi.


¿Quién no se puede ir?
Además del técnico, queremos que se queden aquellos jugadores que demostraron ganas de seguir defendiendo la camiseta y no se podrían reemplazar fácilmente ni con la cantera ni con refuerzos. Por cuestiones de actualidad, los ojos estén puestos en dos: Martínez y Cristaldo. Pero hay más, por suerte.


¿Y quién tiene que venir?
No sé quién, pero sí dónde. Mínimo un arquero, alguien por el andarivel derecho que pelee con Díaz (defensor o volante, el lugar que quede libre será, en principio, para el Poroto), un tres de experiencia para meterle presión a Papa…


No hay que adelantarse pero tampoco dormirse. Todo el plantel está de vacaciones, pero es ineludible imaginar lo que se viene. Algunos equipos ya empezaron a mover el mercado de pases y uno se impacienta con razón. ¿Cómo armarían ustedes el Vélez del Centenario 2.0?

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).

lunes, 17 de mayo de 2010

Sensaciones encontradas



La semana pasada nos ocupamos del Caso López. Pero si de controversias se trata, podemos deternernos en estos últimos pasos oficiales de Vélez en el semestre. Ya antes de repartir las cartas, las opiniones venían muy divididas con la conveniencia de clasificar o no a la Copa Sudamericana. La encuesta de TyC Sports, que llegó a marcar un 50 y 50 a principios de semana, terminó arrojando un 60-40 aproximado en favor de entrar, lo que de todas formas marcaba que la tendencia era la división. Y en muchos, esa indecisión anidaba en su propio pensamiento.

Los cierto es que Vélez clasificó. Y, aún para los que dudaban, no habrá representado un logro que lamentar: de todas formas, nunca es malo ver a la V azulada en los primeros planos internacionales. Ahora habrá que analizar qué camino se establecerá como prioridad del próximo semestre. Lo que asustaba era la indefinición sobre lo que pasará con el plantel, la posibilidad de repetir errores pasados, la tentación en la que siempre se cae torpemente de poner lo mejor en el torneo menos importante, la dispersión de los protagonistas cuando alternan entre dos frentes…

Pero no todo se trataba de razonamientos sobre lo bueno o lo malo de clasificar. En el medio hubo un partido. Y Vélez dejó muchísimo que desear en Rosario, con sus mejores protagonistas, ante un rival que no peleaba por nada. Otra vez, la peor imagen, la que ni el más acérrimo defensor del NO a la Sudamericana hubiese querido ver para el Fortín antes de un largo receso. En ese punto, la actuación del equipo por fin había logrado unificar criterios. Menos mal que los jugadores sí buscaban un objetivo. No lo demostraron. Contra Central todo fue tibio, errático y, lo más reprochable, en una actitud displicente. Volvieron los lentos. Y el objetivo, no hay que olvidarlo, se logró gracias a terceros.

Por Marisa Pontieri(TyC Sports)

martes, 11 de mayo de 2010

El Curioso caso de Rodrigo Lopéz


Ni uno, ni dos, ni tres… ¡CUATRO!

Rodrigo López llegó en 2008 y fue el goleador del campeón 2009. Sus números y los laureles conseguidos se encargaron de elevarlo al grado de figura. Pero después vinieron tiempos de muchas expectativas y sequía y la cosa se le puso difícil, al punto de que esa gesta se convirtiera casi el único motivo aludido a la hora de reivindicarlo. Su creciente grupo de detractores se encargó entonces de recordar que buena parte de sus goles fueron de penal y que, encima, el uruguayo se dio el lujo de desperdiciar uno vital en la final contra Huracán. Nacía la controversia. Lo que nadie imaginaba era que esa discusión podría llegar a marcar una época.

Después del título, la efectividad en la red de López fue en declive. Pasó a liderar cómodamente este año el ranking de los pedidos populares de relevo al técnico. Pero Gareca, tal como lo hizo con Larrivey y más tarde con Montoya, Somoza o Domínguez, lo bancó siempre. Para colmo, los murmullos que desataban sus actuaciones lo llevaron a dedicarle más de un gol a la gente como desahogo, lo cual desató más críticas y apenas alguna que otra voz poniéndose en sus botines.

En este semestre nos acostumbró a verlo lento, displicente y totalmente ineficaz a la hora de definir. Exasperante. Prácticamente todos pedimos que lo reemplazara Martínez en la formación titular y lamentamos hasta el hartazgo la lesión de Cristaldo. Pero él siempre se mantuvo entre los once hasta llegar al clímax del semestre: los cruces con Chivas. Del desastre de México no se salvó nadie, pero lo más curioso fue lo que generó en la revancha en Liniers. La mitad de la gente lo vio figura, y la otra mitad lo defenestró. Nunca nada más opuesto.

Tal vez lo que le juegue en contra a López sea su mote de delantero neto. Así, todos esperamos que la meta y, si no lo hace, vemos un fracaso en su función. Pero en la vuelta contra Chivas el Rorro fue valioso por mostrar una parte positiva de su particular modo de juego: su manera de llevarse marcas, bajar pelotas y asistir. ¿Es un buen goleador López? Quizás no. ¿Puede llegar a ser útil? Claro. ¿Sirve para el esquema que utiliza el Fortín? …

Al fin parecía que lo habíamos catalogado pero, para agregar más confusión a esta nota, llegaron los cuatro goles contra Chacarita. Cuatro goles que no fueron obra del Burrito, ni del engripado Silva, el salvador Zárate o el elogiado Cristaldo. Los cuatro los hizo López. Sí, ya sé, la defensa funebrera dejó mucho que desear, pero más de una vez aseguramos que López no le embocaba al arco de cabeza ni solo en medio de la nada. Y él, sin piedad, nos tapó la boca a todos.

Por eso, el curioso caso de Rodrigo López queda sin una conclusión definitiva. En breve, cuando se inicie la discusión sobre permanencias y deserciones en el equipo, veremos si se alegrarán los que lo bancan o los que no lo soportan. Lo que, sospecho, ni el tiempo logrará dilucidar, es si en realidad se trataba de un goleador, un buen cabeceador, un asistidor, un estratega sin pelota o, como alguna vez alguien comentó en este blog, un afortunado jugador del ascenso.


Por Marisa Pontieri(TyC Sports)

Bienvenida

Desde el sitio oficial "Por Vélez" se ha creado una nueva sección de blogs, este blog consiste en las columnas de Marisa Pontieri, columnista de TyC Sports, que muy amablemente colaborá con Por Vélez.
Esperemos que se la gente se una a las opiniones de ella y empiezen a comentar.


Por Vélez